martes, 21 de junio de 2011

¿La evangelización fu bueno para los indígenas?

En consecuencia, cuatro meses después, el 26 de Setiembre de 1493, salía Colón de Cádiz, en su segundo viaje, entre los 1500 hombres que llevaba en catorce carabelas, iban, como delegado de su Santidad, un fraile benedictino llamado Juan Boy que había sido designado por el papa Alejandro VI como Delegado Pontificio y Superior de la Misión en el Nuevo Mundo y varios otros religiosos y clérigos seculares, reclutados en Sevilla


Catequizadas las Antillas, derribados los ídolos y asentada la fe en Méjico y predicado el evangelio en Centro América, le tocó su turno a la América del Sur. En noviembre de 1533, llega Francisco Pizarro (proveniente de América Central) al territorio del Perú, fundando en Marzo de 1534 la ciudad de Cuzco. Con Pizarro, llegaron al Cuzco dos sacerdotes: el P. Vicente Valverde, dominicano y el sacerdote seglar Juan de Sosa. Pocos meses después llegan los Mercedarios y se instalan en la ciudad, construyendo el primer convento fundado en el Perú. En 1535, el P. Valverde, que había vuelto a España, se entera de su nombramiento como primer obispo del Cuzco, la primera diócesis de América del Sur, volviendo a tomar posesión de ella en 1537, acompañado de veinte religiosos de su Orden, con quienes estableció su convento sobre las ruinas de un templo que los Incas.
En general, los primeros evangelizadores de América Latina se propusieron tener como modelo de evangelización para nuestro continente la metodología que se había empleado para la Iglesia Primitiva. La primera medida evangelizadora que tomaron los misioneros españoles fue la de destruirle a los indígenas sus lugares sagrados y sus objetos religiosos de culto, porque, según parecía, todo era pagano. Amortiguaban la dureza del procedimiento porque daban primero una orden para que los indígenas mismos destruyeran sus pertenencias culturales y, si no obedecían, entonces los militares lo hacían con gran violencia. La cristianización se hizo buscando acabar con tradiciones, autoridades y valores antiguos, haciéndolos aparecer perversos o inadmisibles. La religión estuvo íntimamente ligada a la opresión colonial: en el afán por convertir a los indios al cristianismo, se utilizó la violencia, como método de extirpación de cultos autóctonos. En esta forma, se subvaloró la religión del indígena, con la convicción de portar una religión y cultura superiores… se buscó evangelizar y "civilizar" al mismo tiempo, utilizando el modelo español, pues se pensaba que la religión indígena era una superstición.

Los misioneros, aunque estuvieran guiados por un deseo de evangelización, no pudieron sustraerse al espíritu guerrero y conquistador que inspiraba a los españoles que llegaron a las tierras de América. La historia de la Conquista es entonces la historia de cómo se trata de legitimar la superioridad de los europeos y la inferioridad o sub-humanidad de los indígenas. Matanzas, torturas, trabajo esclavo, despojos, son todas formas que implican la no-aceptación del otro.


Tras los conquistadores hispanos, llegaron los sacerdotes, hombres decididos a convertir en realidad el llamado evangélico a expandir la fe católica por todos los pueblos del mundo conocido.


El primer siglo de dominio español en Chile dejó tras de sí un reguero de violencia y destrucción, una guerra interminable por someter a la población nativa a un modelo imperial e imponer un modo de vida que alteró radicalmente la identidad cultural de los antiguos habitantes del país. La gran rebelión mapuche de 1598, creó una frontera física entre los dos mundos: el valle central hispanizado y una población indígena independiente al sur del río Bío-Bío.


El supuesto es que, en general, los indígenas vieron en el cristianismo la religión de aquéllos que los dominaban. Se han podido distinguir al menos cuatro formas de respuesta frente a esta imposición: a) Una actitud rebelde y de reivindicación de las divinidades propias. Debido fundamentalmente a la vinculación del catolicismo con el sistema opresor, habría una correspondencia entre la evangelización y la política de dominación de la Corona. Los cristianos no sólo traen un nuevo Dios, sino que traen también la discordia, los atropellos y el despojo.


Una forma de resistencia supuso la lucha directa para preservar la soberanía territorial y mantener intactas la organización social y las creencias ancestrales, como habría sido el caso de los mapuches que habitaban en la región de la Araucanía. Otra forma fue la huida del control del español, por lo cual muchos grupos indígenas optaron por internarse en la selva. También muchos de los que en un comienzo intentaron preservar los valores y creencias tradicionales, optaron luego por no oponerse directamente al catolicismo, sino aceptar su doctrina, pero reivindicar, valiéndose de sus símbolos, aquello de lo que se les había despojado. Surgen así una serie de líderes carismáticos, como José Gabriel Condorcanqui, Túpac Amaru, en el Perú. d) Sumisión parcial, aceptando el cristianismo, pero asegurando la mantención de creencias ancestrales por medio del sincretismo.

En la historia del pueblo mapuche se pueden encontrar una serie de intentos de preservación de identidad, como parte de la negativa a aceptar la cultura del invasor contra-aculturación. La tendencia historiográfica ha sido entender la guerra prolongada que mantuvieron los mapuches contra los españoles durante la Conquista como un rechazo a la obediencia al rey, como un rechazo a la evangelización, como el deseo de seguir a las órdenes del demonio, etc. Sin embargo, hay otra explicación posible, que consiste en ver la guerra como un rechazo a cualquier forma de dominación. Es decir, mediante la guerra se procura mantener la simetría con el otro, lo que como ya vimos es esencial para la conservación de la identidad, pues de lo contrario se produce una pérdida de la cultura precedente que puede llegar a tener el carácter de compulsiva.

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