martes, 30 de agosto de 2011

El modelo de desarrollo económico “hacia afuera”

El modelo económico de Crecimiento Hacia afuera significa que Un Estado exporta los bienes de producción de sus habitantes. Eso provoca alza de precios en el consumo interno, enriquecimiento de los Sectores Exportadores Y El Sistema Financiero Privado, como las trasnacionales que sólo compran materias primaa concepción ortodoxa del desarrollo económico se puede sintetizar como un planteamiento lógico deductivo, que tiene como fundamento el proceso de diversificación y crecimiento económico en los países “desarrollados”, como resultado de la evolución de las fuerzas productivas. Para los desarrollistas1 el problema de los países “subdesarrollados”2 era haber quedado al margen de esta evolución. Bastaba, por tanto, incentivar desde el Estado la evolución de estas fuerzas para que un país rebasara el umbral del subdesarrollo económico. El desempeño asignado a la agricultura en este “desarrollo planificado” era el de financiar la creación de un sector industrial por medio de la transferencia de capital. Asimismo, este sector de-vería abastecer de materias primas, de insumos y de alimentos baratos a la industria y a los centros urbanos. Por último, los futuros proletarios de esta diversificación económica deberían provenir de las zonas rurales.
La expresión espacial de este sesgo urbano-industrial fue estructurada por Perroux (1955), en el concepto de “polos de desarrollo”. Éste consideraba la necesidad de centrar la intervención estatal en los grandes centros urbanos de un país, con el fin de generar nuevas industrias cuyo efecto multiplicador traería como consecuencia un efecto benéfico, “en cascada” (Trickle down effect), en toda una región, por medio del incremento en la demanda de todos los bienes y servicios relacionados directamente con la producción o con la demanda de estas industrias.3
Los adeptos a esta teoría del desarrollo regional desvalorizaron a los críticos,4 apuntando la necesidad de dar tiempo a que el efecto distributivo se mate-rializara.5 El tiempo demostró, sin embargo, que más que un efecto multiplicador en cascada, los polos de desarrollo ocasionaban un “efecto de resaca” (Backwash effect),6 en donde el polo de crecimiento económico ofrecía opciones, a veces complementarias, de ingreso a la población rural que orillaban a ésta a abandonar o a descuidar la actividad agropecuaria con el fin de optimizar el costo de oportunidad de su tiempo, de acuerdo con la actividad que más ingresos ofrecía.7
Para Michael Conroy (1975), el problema de los polos de desarrollo, al igual que la concepción funcionalista de desarrollo regional, estribaba en alinear una región a una economía nacional que a su vez se encontraba alineada al modelo dominante de polos de desarrollo en el entorno internacional (Estados Unidos, Japón y Europa del Oeste), por medio de inducir artificialmente un crecimiento productivo regional acorde con los intereses del capital internacional. De acuerdo con esta concepción, ésta era la única manera de atraer estos capitales para invertir en la producción. De este modo, se esperaba generar una agricultura y una industria de gran escala, dinámica y de alta tecnología, similares a las que Perroux describió como cimiento del desarrollo regional polarizado.
Para los críticos del desarrollismo funcionalista, la solución trascendía el buen o mal esfuerzo por impulsar el desarrollo de las fuerzas productivas. El problema mismo, al parecer, no era haber llegado tarde al desarrollo, sino que éste se había generado en el mismo proceso en el cual algunos países llamados “desarrollados” habían crecido y se habían diversificado económicamente gracias, en parte, a la explotación que habían hecho de los países “subdesarrollados”.8 Esta concepción de alguna manera entró en conflicto con la interpretación clasista del marxismo ortodoxo; sin embargo, la explotación de unos países por otros, para algunos autores, no negaba la explotación entre las diferentes clases sociales, al interior de estos países. De hecho, en este enfoque se consideraba a las élites económicas como subordinadas a los intereses de las élites de los países desarrollados.
En esta lógica se concibieron explicaciones relacionadas con la explotación y la dependencia de los países “subdesarrollados”, denominados también como “periferia”, mantenidas por los países desarrollados conocidos como “metrópoli” (véase Octavio Rodríguez, 1977, y T. Dos Santos, 1968 y 1970). Las argumentaciones variaron: i) se manejaba la dependencia desde la exportación de materias primas de países de menor desarrollo económico (pmde)9 hacia países de mayor desarrollo económico (pide), viniendo en sentido contrario productos elaborados con mayor valor agregado que no se producían en los primeros10 (véase Raúl Prebish, 1976, y Octavio Rodríguez, 1977); ii) al mismo tiempo, se concebía que el intercambio desigual agregaba al argumento anterior las imperfecciones del mercado mundial por medio de las cuales los pd, mediante las empresas trasnacionales, regulaban los precios de la mayoría de los productos, manteniéndose una tendencia a la baja de los precios de los productos de exportación de los pmde y una tendencia a la alza para los productos importados por estos países provenientes de pd (véase Emmanuel, 1972).
Mientras que para algunos, como los ideólogos de la CEPAL, la solución a esta espiral del subdesarrollo podía revertirse o por lo menos aminorarse por medio de una planeación de corte estructuralista, para otros era necesario revertir el intercambio desigual y, de hecho, buscar un apoyo decisivo de los países del Mor-te hacia los del Sur, en lo que se llamó el diálogo Norte-Sur, hacia un nuevo orden económico internacional.11 La posición más radical, representada por la escuela relacionada con André G. Frank, planteaba como única solución real el rompimiento abrupto de las relaciones de dependencia y el cambio de la sociedad hacia un sistema socialista, no encontrando en principio otro camino que la lucha armada, sobre todo a la luz de los acontecimientos que derrocaron y asesinaron a Salvador Allende en Chile

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